martes, 22 de noviembre de 2011
AMAR
de Zulay Marlenne Moscosso Monroy, el Sábado, 19 de noviembre de 2011, 20:30
Aprisionar tu dolor
entre mis manos pálidas que
pueden suavizar tus asperezas.
y que en el dulce rezo de mis
plegarias sean bálsamos para
mis grandes tristezas.
Aprisiono entre mis labios tu
boca aún temblorosa y bendigo
la hora de haberte conocido,
no se que tienen tus labios
benditos que borran mis desagravios
cuando me besas.
Cuándo viste que mi incierto paso
vacilaba en la senda de mi vida, se
levantó esa lucecita, que fueron tus
brazos, señalandome el camino a
la calma, al hacerme sentir en paz.
Bálsamo claro, en el aturdido momento
de mi triste sufrir, fué como caricia a
mi piel, dolencia en el afán veraz de mi
inquietud y dulce esencia.
Fuistes como la palabra de Oro que
alumbró mi noche con tu exparcida luz,
y anegara mi vida de tu fragancia, de
tu gran alma azul.
Aprisiono en mis manos, ese dolor que
mantenía tu aliento a dolor puro, que
sólo lo que quería era no ser más,,,,,
vulnerable, ese orgullo de mujer
traisionada, que necesitaba ser gaviota
y calentar tu nido, ese momento era
tu espíritu.
Necesitabas volar con tus esperanzas vueltas
alas, así olvidar y limpiar todo aquello y
lograr llegar a tu vida, secando aquel dolor que
te apuntalastes ahogado en tu garganta.
TU ALMA Y LA MÍA
Tengo en mis recuerdos,,,,, tu gratificante
regalo, lo guardo, como nuestro triunfo, con el más
bello recuerdo de tu esfuerzo y paciencia.
Tengo en mis recuerdos, tu oferta tembloroza
de que reposará sobre tu pecho, y doy gracias a D IOS
por ese momento, recostado en tu lecho de esperanza, subí a
tu pecho como niebla, me cobijaron tus brazos en aquél instante,
para que no renacieran mis dolores y llanto.
Tengo en mis recuerdos, mis sentidos adoloridos
que defendía su orgullo maltratado, burlado por el juego traicionero
del ángel que me robó la vida, llevándose mis tesoros en conjunto.
Tengo en mis recuerdos, tus ofrendas que colman
mis dudas y llantos, con tu agradable presencia como juntar nuestras
almas para hacerlo como gemelas y así olvidar el frío invierno que aquejaba
mis dolencias.
Tengo en mis recuerdos, tus palabras y tu gentil presencia,
que no permitió nunca abandonarme a mi cruel suerte, permitiendome volar
en alas de gaviota de la esperanza, para permitir dar paso al desgano y lograr
tener nuevos ideales, fortaleciendo con tus palabras, comenzando una nueva vida
secaste con paciencia mis lágrimas que brotaban como manantial sin barreras,
que se aguantaban algunas y ahogaban otras en mi garganta, siempre demostrando
la fuerza de la esperanza.
zm
20-11-2011
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