sábado, 24 de julio de 2010
mágicas ondas
Las entrañables y mágicas ondas,
en una fría mañana de marzo,
entonaban reposadas el Angelus.
...Eran las doce del mediodía.
Al mismo tiempo
las rítmicas y viejas campanas de Lerma
tañían, alegres, dulces melodías.
Mi sensible y madura piel,
estremecida , - nunca sentí a la vez tanta maravilla -
lucía puntitos arriba.
Y, toda yo, soñe con otros tiempos,
donde se dejaba descansar
el arado y la azada,
para postrarse de rodillas.
Sí, de rodillas,
de rodillas sobre la dura tierra,
dando gracias así al cielo y a María
por ser, por estrar por sentir, por amar.
Y, sobre todo
por encontrar en tan poco
y por otra parte tan mucho,
la ansiada felicidad.
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