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viernes, 11 de marzo de 2011

SOLO ENERGIA

La energía de las casas Mucha gente llega a sentir que toda su vida ha tenido mala suerte, que nada le sale bien y le echa la culpa a todo menos a su casa, que puede ser la verdadera razón por la cual no obtiene lo que busca Si queremos tener un buen crecimiento espiritual, despertar capacidades para ver más allá de lo cotidiano o para encontrar lo que buscamos en esta vida, entonces es fundamental procurar que nuestra casa goce de una buena salud. Muchos hemos experimentado situaciones que aparentemente no tienen razón de ser, por ejemplo, cuando tenemos enormes motivos para ser felices y sin embargo nos despertamos con un pesar inexplicable. Lo que más determina que nos sintamos de esta forma es nuestra casa, su estado será el que nos ayude a estar mejores o a evolucionar tanto en lo material como en lo espiritual. La explicación es que durante el sueño nos despejamos de las tensiones del día, así como de las emociones y de los choques que tengamos con otras personas. Cuando dormimos nos desahogamos de todo, porque nuestro cuerpo físico es como un motor que puede reventar si no desfoga la tensión. La intención es que al día siguiente nos despertemos en perfecto estado, que nos levantemos bien y podamos desechar todo lo negativo de la jornada anterior. Pero si nuestra casa no está a bien o está bloqueada y no puede recibir esa energía del cosmos, entonces nos levantamos cansados, con dolor de cuerpo o de cabeza, sin ganas de despertar debido a esa deficiencia energética sufrida durante la noche. Otra de las razones es que las casas que fueron habitadas de manera previa tienen un acumulado de alegrías, problemas, enojos que se conservan como en una caja fuerte y que de alguna forma nos perjudican. Si, por ejemplo, una pareja de recién casados se muda a un lugar donde antes vivió otro matrimonio que haya tenido problemas muy fuertes, los nuevos esposos pueden llegar a divorciarse por habitar en donde está esa herencia de peleas, esa energía que los impregnará. Lo mismo pasa cuando nos cambiamos a donde habitó una persona enferma o conflictiva. Si nosotros vivimos en una casa así, debemos limpiarla de todas esas emociones para que no nos influya y para hacerlo se pueden usar los cuatro elementos, agua, tierra, fuego, aire, y pedirles con mucha fe que nos ayuden a desalojar todas las energías pasadas.

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