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jueves, 29 de marzo de 2012

UN HOMBRE DE HONOR

honny Olivier. Venezuela. Dedicado especialmente a mi padre, el Sr. Cástor Agustín Olivier Olivier, un dibujante de caminos, un poeta con dignidad. He visto como te has realzado cuando la mayoría de nosotros hemos preferido ocultarnos en nuestros propios temores. Te admiro por eso. Un Hombre de Honor. A Cástor Agustín Olivier Olivier. Hay un momento en nuestra vida en el cual comenzamos a tener conciencia plena de las cosas que suceden a nuestro alrededor. Fue en ese preciso momento, que en mi caso sucedió aproximadamente a los 7 años, cuando comencé a darme cuenta de que tú eras una persona totalmente diferente a las demás, pero por supuesto que a esa edad no pude entender el porqué, ni le di la importancia que aquello representaba en mi vida. Luego entrando en la adolescencia pude ver con mayor claridad que aquel hombre era sin duda alguna un ser especial, oculto debajo de aquella apariencia dócil y esbelta, de rostro perfilado y con ciertos rasgos europeos, que marcarían para siempre en mi mente tu imagen imperecedera. Honor, humildad y disciplina, fueron y aún siguen siendo los valores que definirían tu propio código personal en esta vida, hasta el día de hoy. Como el buen licor te has ido añejando y colmando de la prudencia que nos brindan los años, a través de nuestra travesía por los caminos más desconocidos y encumbrados a los cuales nos hemos tenido que enfrentar juntos, porque tú siempre has sido mi mejor amigo, mi compañero de caminos. Estuvimos algunos años distanciados el uno del otro, muchas cosas ya he olvidado, en ocasiones creo recordar imágenes que pasan por mi mente y me hacen reaccionar, pero el presente me absorbe requiriendo toda mi atención. Definitivamente a veces es más sano olvidar y dejar que los recuerdos sean sólo enlaces temporales con nuestras épocas pasadas, sin permitir que se conviertan en sombras del pasado que pueden llegar a oscurecer nuestro presente, evitando así que podamos lograr disfrutar a plenitud nuestra vida en la actualidad. Ahora quiero agradecerte por esas reliquias que me has obsequiado, porque aunque es algo que nos marca y nos hace diferente a la mayoría de las otras personas, también en cierto que nos ofrece la oportunidad de poder ayudar a otros, cuando en realidad nos lo proponemos. Además, no podemos oponernos al desenlace natural de los acontecimientos que protagonizan nuestra existencia en este largo recorrido por el mundo, donde cada día representa una vida entera, ya que cualquiera de ellos podría llegar a ser el último. El día 6 de agosto de 1986, abrumado y algo confundido, tal vez producto de mi corta edad para esa época, pude plasmar todo esto que he estado tratando de decirte, pero con una simplicidad quizás producto de la misma inocencia de aquellos tiempos, cuando pude componer un poema titulado: “Aquellos Trazos Soñados”. No cabe duda que por más que me esfuerce en la actualidad, no creo poder llegar a mejorar aquellos versos que surgieron de un vacío abismal que había quedado en mis entrañas, después que se perdió la frescura y la fragancia de aquellos jardines que se fueron marchitando por la falta de riego y amor. Luego, una pequeña porción de ese poema pasaría a formar parte de un cuento que escribiría cuatro años después y al que pondría por título, “El Poeta”. Por cierto, quién iba a pensar que aquel pequeño cuento que trata sobre la vida solitaria de un joven bohemio, el cual expresaba sus sentimientos escribiendo a la orilla del mar, llegaría a ganar el primer lugar de un concurso nacional de cuentos infantiles en el año 2006, el cual fue creado, por cierto, por mi querida amiga Mary Flor Ramírez Barazarte. Es decir, 16 años después de haber permanecido en un manuscrito, plasmado sobre recortes de hojas roídas por el tiempo y los ratones, pudo salir al mundo para ofrecer su luz propia e iluminar de alguna manera a las demás personas. Definitivamente, el “Poeta” y “Aquellos Trazos Soñados” son el producto de una época que marcaría el resto de mi vida, hasta la actualidad. Con esto he querido demostrarte la importancia que tienes en mi vida, ya que las cosas más bellas y significativas que he logrado plasmar con mis letras, las he concebido inspirándome en ti. Apoyándome en esos valores que sembraste en mí, siendo ahora precisamente cuando se han podido comenzar a ver algunos frutos de esa cosecha. Gracias por ser mi mejor amigo, y hablando de “Mi Mejor Amigo” ése sería el título de otro de mis cuentos que aunque fue inspirado por un niño, que por cierto ya debe ser un hombre, tú estuviste siempre en mi mente mientras yo le daba vida a esa historia. Siempre, en mis escritos está plasmada parte de nuestra propia leyenda, cada vez que trazo algo nuevo lleva nuestra firma, porque gracias a esos valores que me enseñaste durante el poco tiempo que pudimos estar juntos, he podido crear algunos escritos que tal vez, en algún momento puedan llegar a ser útiles para las persona que tengan la oportunidad de alcanzar a leerlos. Precisamente pienso que ése debe ser el verdadero último propósito que debe ocupar a todo escritor, llegar a influir positivamente en los lectores, para así de alguna manera ayudar a mejorar sus vidas en el futuro. Las adversidades que han sido inevitables entre nosotros, ahora las veo como bendiciones que me han hecho aprender a volar a temprana edad, dejándome llevar por el viento que fue originado por aquella tempestad del pasado, que en vez de debilitarnos nos obligó a armarnos de valor para enfrentar al enemigo más temible de todo guerrero en una batalla, la soledad. Gracias por regalarme tus valores, cederme tus alas y sin querer provocar el viento que me enseñaría a volar. Gracias por “Aquellos Trazos Soñados” que me convirtieron en “El Poeta” que llegaría a ser “Tu Mejor Amigo”. Gracias… AQUELLOS TRAZOS SOÑADOS. He llegado hasta lo que soy gracias a una luz cristalina hacedora de caminos consejera de mis sueños que nunca su fuente desmayó y se desvelaba con la luna para que el sol dibujara el arco iris que mañana sería mi pensamiento. De manera increíble pudiste cultivar caminos de esperanza en esta sociedad impura donde surgiste como una rosa blanca cercando los caminos que dibujaste en tu niñez con trazos de inocencia que sólo yo puedo comprender. Muchas veces vacilé y tus líneas se desviaron, pero sólo fueron tropiezos de un pincel desgastado que hoy en día son importantes, porque esos errores han fortalecido el más importante de tus cuadros una obra de arte como aquel joven había soñado. Dibujar la vida y los árboles también dibujar aquello que algún día sería el fruto de su imagen. Jamás podré olvidar tus consejos que hoy son los cimientos donde se erige tu gran sueño. Honor, humildad y disciplina son las virtudes de un hombre que no se compara con otro. Un dibujante de caminos hacedor de esperanzas consejero de mis sueños con su cautela pudo cultivar la estrella que algún día iluminaría la paz de su trabajo y con la humildad de sus rayos pueda guiar a los hijos de aquellos trazos soñados. Jhonny Olivier, 06/08/1986

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