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domingo, 22 de enero de 2012

LAS NOVIAS DE MAMA

Las novias de mi mamá Candela se había criado en el seno de una familia “común”:padre, madre, hijo, perro, o sea una familia tipo. Jugaba como cualquier niña con sus muñecas, les hacía cumpleaños, las bañaba, les cosía ropitas con pequeños retazos de tela…en fin, una mamá ejemplar, de sus especímenes plásticos de mirada hueca. Vestía de rosa, como corresponde, lloraba ante el más leve roce de su piel, que superara en medio grado a la caricia(para la que siempre estaba dispuesta), se contorsionaba de forma felina ante el más mínimo halago…o sea un hermoso jarrón vivo, dispuesta a que le llenaran de agua y flores marchitas la cabeza, una vez creciera. Su papá, Juan, estaba muy orgulloso de su pergenio, que además traía excelentes calificaciones del colegio. Su mamá, Adela, la miraba con algo de extrañeza, pero no decía nada, se limitaba a dejarle al alcance algún libro, que le mostrara a la niña que había otras formas de estar en el mundo. Candela, jamás los tomaba, y su madre veía a los días, con cierta resignación, como el libro permanecía intocado en la misma postura en que ella lo había dejado. Candela no estaba preparada para más sorpresas, que el hecho de que su tío Eugenio llegara con una muñeca nueva. Pero la vida, o su mamá, decidió que ella dejara su pueril ingenuidad, y su pobre e insulsa vida, mostrándole una cara no prevista de las cosas. Ella estaba acostumbrada a que su madre tuviera muchas amigas, todas sorprendentemente bellas, y que se fueran de su casa con una sonrisa que la dejaba perturbada. Un día, cuando Candela, tenía unos 10 años, y su madre comenzó a notar los rasgos incipientes de la mujer en la que se convertiría, decidió hablarle de sexualidad. La chiquilla había oído por ahí algunas frases referentes al tema, pero no se había quedado para escuchar, porque consideró que una dama, no era para andar curioseando en ciertas cosas, que intuía que eran de algún modo peligrosas, para su desarrollo de fémina “for export”. Cuando su madre le dijo de qué trataría la charla que tendrían, se puso muy nerviosa, y le preguntó si eso era necesario, es más si era de algún modo bueno. Su madre, no sin espanto,le dijo, que sí, que era imprescindible, y que la tendrían esa misma tarde. La niña llegó a la charla a la hora prevista, pero temblando de pies a cabeza. Su madre al percibir su turbación, le explicó que el miedo ante lo desconocido era normal, pero una vez supiera lo que tenía que saber, el mismo se retiraría. Una vez la madre comenzó a hablar, también le iba haciendo preguntas, las que Candela o no contestaba, o lo hacía muy escuetamente. Hubo un momento de la charla en que todo su mundo, viró de pronto hacia una zona oscura, impredecible, aterradora. Su madre le contó, que habían hombres y mujeres que se sentían atraidos por el otro sexo, estaban también los que les atraía el propio sexo, y un tercer grupo que les atraía ambos sexos. Candela, alegando un fuerte dolor de estómago, se paró de golpe y dijo que debía ir a su habitación. Ya dentro, lloró sin consuelo, tomó sus muñecas Barbies y sus Kent y los tiró, previa envoltura en bolsa plástica, a la basura. Le molestó incluso tocarlos antes de hacerlo, como que los muñecos hubieran dejado de pronto de ser seres confiables y predecibles, para volverse horrendos monstruos. Por varios días no se atrevió a mirar a los ojos a su madre, ni mirarse ella al espejo. Salía a la calle vestida de una forma tan aparatosa que causaba gracia a quién la mirara, moña, sobre moña, cinta sobre cinta, como queriendo de forma desesperada reafirmar su “femineidad”… Lo cierto es que en el colegio se volvió bastante huraña, y sumado a su aspecto, las amigas se le fueron retirando. Un buen día, o mal día…se encontró sola a la hora del recreo.Su sueño se había vuelto muy intranquilo, así que en cualquier momento inesperado se quedaba dormida, y éste fue uno de ellos. Soñó que era Invierno, y los pájaros regresaban a la ciudad, se despertó sudando, con la campana, y repitiendo:”no puede ser, no puede ser” Ese día, al volver a su casa encontró un pájaro herido en la esquina de su casa…lo levantó con suavidad, y lo llevó a su habitación, sin decir nada a nadie. Desinfectó sus heridas, le dio de comer, le puso un tarrito con agua dentro de la caja que había escogido como jaula, y se fue a dormir. Esa noche, fue la primera en mucho tiempo en que durmió serenamente y sin malos sueños. Los siguientes días encontraron a Candela con un aire diferente, había vuelto un destello de luz a sus ojos, no como el que tenía antes, sino uno más profundo, más parecido al mar en un atardecer calmo. Se había vuelto una niña de poco hablar, y dejó los emperifolios, y comenzó a salir a la calle vestida de forma normal, no siempre de rosa, como lo hacía antes, sino que variaba los colores. Las ex-amigas al ver el cambio intentaron volver a acercársele, pero Candela, si bien no las rechazó, sólo les sonrió sin darles mayor importancia. Ese cierto dejo de misterio que ahora poseía hizo que no fueran pocos los varones que intentaran cortejarla, pero también a ellos les respondió con una sonrisa distante. Todos los días al regresar del colegio, iba a atender a su pajarito, y se alegraba al ver como iba mejorando. Cuando Ave, como le había puesto, estuvo listo para volver a su medio natural, Candela lo tomó entre sus manos, lo apretó un instante sobre su pecho, y lo lanzó al aire de su balcón con los ojos cerrados. Desde ese día, todos los atardeceres Ave volvía a la ventana de Candela y ella le acariciaba su bello plumaje. Inesperadamente suspendió sus apariciones. Candela no se preocupó, ella sabía que lo había liberado para que fuera libre…por ende siguió su vida, como si nada. En el colegio el clima se había vuelto muy denso desde que se habían enterado que uno de los profesores se había enamorado de otro. Nadie hablaba de otra cosa, y hasta hubo una reunión de padres para intentar que los despidieran. Candela siempre había sentido un gran cariño por el profe de música, siempre les hablaba con amabilidad, sus clases eran entretenidas, y emanaba una serenidad, que daba gusto estar a su lado. Al otro profe no lo conocía, pero le pareció un absurdo que los quisieran despedir por ser “distintos”, según decían en los corredores. Ella se acordó del impacto que recibió cuando se enteró que había gente que era así, pero ella no sabía que había adultos que no hubieran superado ese impacto…o es que a esta gente nadie les dijo nada?, se preguntó, -creo que a estos “adultos” no les haría mal charlar un rato con mi madre, se dijo, y sonrió para sus adentros. Ella aún se sentía perturbada, por la incursión de bellas chicas a su casa, pero no se había atrevido a decirle a su madre que lo sabía…-después de todo por algo no se lo diría…y luego de ver lo que había provocado en los adultos el tema del profe, supuso que su madre no le decía nada, previendo en ella una reacción desagradable. No eran pocas las noches en que se acostaba pensando en que su madre podía haber sido herida por aquel tema, y no haber encontrado a nadie que curara sus heridas, y luego la liberara, como ella había hecho con su pajarito. Poco tiempo después, una mañana muy temprano,la despertó el piar en la ventana. La abrió rápidamente y vio a Ave con unos cuantos pequeños pajaritos que la rodeaban…-con que eras hembra, le dijo con una sonrisa. Ave la miró como agradeciéndole y se echó a volar con sus pequeños críos. Candela cerró la ventana, se vistió y bajó la escalera. Encontró a su madre sentada, leyendo un libro. De repente la encaró y le dijo:-quién fue que te lastimó por tener novias, y no quieres decírmelo..-qué?, respondió Adela…-que alguien tiene que haberte herido, y no me gusta, pero quiero saberlo…-su madre sonrió, y le dijo:-no, Candela, esas chicas las entreno para ser modelos publicitarias, no son mis novias, y nadie me hizo nada, pero te agradezco tu preocupación. Después de todo, ya no creo que te conviertas en una mujer jarrón, como varias de las chicas que llegan a casa, a pesar de que yo les acerco libros, a ver si logro que vean que hay más en esta vida…ahh, respondió, Candela, entonces, por qué me hablaste de homosexualidad y bisexualidad?,preguntó…-porque correspondía, porque el mundo es rico y variado y tenía que explicarte las cosas como son, antes de que te convirtieras en un adulto que castiga lo que no conoce…Candela sonrió a su madre, pensó en el profe…, y subió a su habitación lentamente, pero antes de entrar, tomó el libro que su madre siempre le dejaba en el mismo sitio, y vio su nombre: “Mujercitas”, y entró a su cuarto con el libro apretado a su pecho. Luego,se quedó largo tiempo pensativa, puso el libro sobre su mesita y se dijo lo leería antes de dormir. Miró un retrato de su mamá que había sobre la pared y dijo en voz alta:- tengo la mejor mamá del mundo.

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